Soy lo que los americanos llaman: una Karen. Una Karen de 32 años. En las distancias cortas no soy tan hater, pueden pedir referencias; pero este espacio es la terapia que no pago, mis posts de lágrimas, mi blog de las lamentaciones.
Me he dado cuenta de que es la indignación lo que me inspira a escribir. Sube la ira por la yugular y me lanzo enfurecida al cuaderno de Liberty London que me trajo mi querida amiga Ana. Gracias a sus hojas reforzadas, no hago agujero con mi Pilot V Ball negro.
Me indignan cosas grandes, como a todo el mundo, no se vayan a creer. Pero por lo general, son las gotitas minúsculas, microbias, microscópicas, las que desbordan el vaso y despiertan la Hidra, el sauce boxeador, el pitbull que habita en mi.
Y hoy le toca pagar el pato una vez más, a los asuntos mundanos de la maternidad. Asuntos como la modernez de enviar manualidades extra escolares mandatory para hacer “en familia”. “En familia” meaning entre padres, y tu lo sabes Mari Cruz, enemiga acérrima de la conciliación, que ayer mi hijo de 18 meses en vez de colgar la bola del árbol de Navidad, se la comió. No está la cosa como para usar punzón.
Honestamente, si mi vida hubiese salido según lo planeado, no me me importaría dedicarle un par de horitas en la cocina de mi Chateaux, pero lamentablemente Mari Cruz, me toca trabajar y después, trabajar más, y después: organizar casa, ropa, uniformes y menus mínimamente saludables para los que on top, se necesita que haya comida en la nevera. Preferiría que no me quites tiempo de calidad con mis hijos haciendo algo que les entretiene sólo durante 45 segundos y que podría implicar una intoxicación accidental con pegamento.
En mi opinión (loca al parecer) las manualidades se deberían de hacer en el aula, y sólo en el aula. Especialmente si el infante tiene menos de 5 años, que dudo que pase el tiempo en clase analizando a Lorca.
Las manualidades “en familia” son para que los padres pasemos la noche entretenida, Mari Cruz, que alguien te quite Pinterest.
Así que aquí estoy, perdiendo el tiempo (que no tengo) haciendo terapia escrita antes de ponerme a buscar en google cómo narices se monta un camello con cápsulas de café para el Belén de clase. Cuando encima para más inri, la cafetera italiana es mi objeto de culto.
Me despido enviando un cordial saludo a Mari Cruz, y a esa madre de ocupación distraída, que me dejará en ridículo cuando llegue al colegio con el Belén capsulario al completo.
Juana,
Me encanta